28 abril, 2024 02:49

El chico se rompió un brazo pilotando una moto hace unos años. Para entonces Alberto, que hoy tiene 14, ya había sido campeón de España de Motociclismo en la categoría GP 160. No se arredró. Además de estudiar, todas las tardes entrena. Entrena duro, durísimo. Su sueño es llegar a ser piloto de GP. Lo que hace Alberto es practicar con las motos... y con el cerebro. Esto último es lo mismo que hacen desde hace tiempo los futbolistas del Liverpool, poniendo a prueba su fortaleza y concentración para enfrentarse, por ejemplo, a las tandas de penaltis. 

Para ser un deportista que destaque es fundamental el talento y el entrenamiento físico. Pero la diferencia que traza la línea entre ser un buen deportista y un deportista de élite es la fortaleza y el control mental, que pueden tener una base innata... pero que también se trabaja para mejorarla y evitar el desgaste. Es el matiz que distingue, por ejemplo, entre una reacción más rápida, tardía o inexistente. En los últimos años casi todos los grandes campeones deportivos guardan un secreto: la neurociencia. Es el mismo secreto que usan ya, sin secretismo, otros campeones, cuyo reto diario es lidiar contra un mundo y un entorno social que les es -y que los perciben- como distintos: TDAH, TEA, epilepsia, ansiedad, depresión...

Alberto entra, como cada tarde, en RX2 Sports& Health Center de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Allí le espera José Adán, CEO de Armental. Su especialización desde hace 16 años, al margen de ser máster en psicología deportiva, es ofrecer entrenamiento cerebral de alto rendimiento para deportistas. Trabajó más de 5 años con pilotos del mundial de MotoGP, y ahora también con organizaciones.

El tratamiento se llama neurofeedback. ¿Neuroqué? Es un tipo de estimulación cerebral basándose en la medición de los impulsos eléctricos para que el cerebro aprenda de sus propias respuestas. Actúa sobre el sistema nervioso central permitiéndole acceder a respuestas que sirvan para autorregularse. En resumen, y a grandísimos rasgos, se basa en el aprendizaje por condicionamiento operante. 

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"Siempre estaba la sensación de que algo se te escapaba de las manos. No se sabía qué influye en el rendimiento de un deportista y qué no... si lo que hacías mejoraba a la persona", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio. Su mentora fue Carmen Clot, pionera en España en esta disciplina. "Yo he ido evolucionando", explica Adán.

Para mí, descubrir todo esto fue como abrir la Caja de Pandora. Porque por primera vez pude saber en qué influye en el rendimiento y qué correlación es la verdadera.

José Adán, CEO de Armental

Por razones obvias, José Adán omite cualquier referencia que permita identificar a sus pacientes. Entre ellos los hay futbolistas, tenistas, golfistas, pilotos, algún empresario... "Para mí realmente todos son grandes. Tengo a niños y a adolescentes también. Mi nivel de vinculación con todos es el mismo". 

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El tratamiento que consiste en un entrenamiento de la actividad eléctrica cerebral, que se traduce en una mejora de las funciones del organismo. Actúa sobre el sistema nervioso central permitiendo al cerebro aprender a autorregularse, bien para mejorar el rendimiento, aumentar el nivel de concentración o para corregir alguna dificultad que pueda estar causando un desequilibrio en el funcionamiento cerebral.

El objetivo del neurofeedback es ayudar a las personas a mejorar el funcionamiento cognitivo, conductual y emocional, entrenando a los pacientes a aumentar ciertas ondas cerebrales mientras se inhiben otras, para fomentar una regulación cerebral óptima.

-¿Por qué es tan desconocido?

-Pues los deportistas de élite llevan utilizando este tratamiento años, pero se mantiene en el anonimato. Nunca lo dicen ni lo exponen públicamente. No quieren que se sepa, por eso en el Alto Rendimiento deportivo no es demasiado conocido.

Sobre cómo se registran esas ondas cerebrales, se obtienen mediante unos sensores situados en el cuero cabelludo. Esas ondas dibujarán un electroencefalograma cuantitativo, interpretadas mediante un programa informático. que permite observar qué zonas del cerebro están funcionando de un modo incorrecto, causando los síntomas y dificultades. Se trata, abunda según Adán, de una fase "de conocimiento y adaptación".

A partir de esta información se establecerá un plan de entrenamiento personalizado para cada paciente. Este entrenamiento se basa en el aprendizaje por condicionamiento operante, que establece que las consecuencias positivas aumentan la probabilidad de un comportamiento dado, mientras que las consecuencias negativas la disminuyen. En esta fase de entrenamiento el paciente va visualizando en una pantalla un ejercicio, videojuego o incluso una película que activa y desactiva regiones cerebrales. 

Alberto, en la fase dos del entrenamiento con neurofeedback.

Alberto, en la fase dos del entrenamiento con neurofeedback. David. G. Folgueiras

Si el cerebro reacciona como debe al ejercicio, el audiovisual continúa. Si no es así, se detiene. En función de este estímulo positivo o negativo el cerebro empezará a aprender qué debe hacer para reducir las ondas cerebrales que causan las dificultades y aumentar las ondas asociadas a un mejor funcionamiento. Basándose en las repeticiones, el cerebro afianzará lo aprendido y logrará mantener lo aprendido, esto es, un mejor equilibrio.

Para los deportistas, la segunda fase comprende trabajar en la mejora de habilidades, "para regular los estados mentales, ser consciente de ellos, modularlos y potenciarlos. Más allá de controlarlos, es aprender a detectar las reacciones, facilitar la toma de decisiones y optimizar las respuestas psicofisiológicas ante la ansiedad y el estrés. Sobre todo, para evitarlos", puntualiza José Adán, quien matiza que en esta fase el entrenamiento es individualizado.

José Adán, durante la tercera fase del entrenamiento con Alberto.

José Adán, durante la tercera fase del entrenamiento con Alberto. David. G. Folgueiras

La tercera parte es la de potenciación. "En ella, el paciente va dotado de sensores conectados al ordenador por bluetooth y se realiza el registro en un entrenamiento de manera real. Un tenista, por ejemplo, en ejercicios de saque. Un futbolista, en penaltis...". Para el especialista, "es una de las mejores ayudas no invasivas. El objetivo, no obstante, es entrenarse para no llegar a ese momento de estrés o ansiedad". 

Depresión, ansiedad...

Salvador Parra está al frente del Centro Luria, en Jerez de la Frontera (Cádiz) especializado en neurofeedback. Fundado por este neuropsicólogo en 1995, está asociado a universidades como la de Cádiz, la Internacional de Valencia, la Camilo José Cela, la de Castilla-La Mancha... Como José Adán, forma parte de la Sociedad Española de Neuroterapia, de la que son miembros neuropsicólogos y médicos. 

Entre sus pacientes se encuentra "una chica que con mucha probabilidad vaya a las próximas olimpiadas y Laura Delgado, la capitana de la selección española de Rugby", cinco veces campeona de Europa y actualmente jugadora de la premier inglesa. "Es jerezana. Se enteró de que aquí ofrecíamos neurofeedback y nos dijo que ella lo hacía en Estados Unidos".

Para cualquier deportista "es muy importante la velocidad, también en la toma de decisiones. Mejora la visopercepción y la visión espacial. Y potencian poder calcular más rápido las distancias, la fuerza con la que deben golpear el balón... se regulan mejor". 

Entrenan su cerebro deportistas, y también "funciona muy bien con el TDAH, los pacientes epilépticos, los multirresistentes a los fármacos...", detalla el neuropsicólogo. "Ofrece un factor protector. Para el TDAH, ofrece la posibilidad de regular la respuesta impulsiva y aumentar la concentración. También está indicado para la depresión, la ansiedad, el insomnio, pacientes con daño cerebral, y para las migrañas. Sobre esto hay muchos estudios científicos publicados". 

Para algunos casos "se suele combinar con psicoterapia. E incluso con Psiquiatría, sobre todo, para que el psiquiatra vaya ajustando el tratamiento farmacológico conforme se evoluciona". 

-¿Recuerda algún caso en especial?

-Sí. El de un chaval de 17 años que tenía cuadros de ansiedad y agorafobia desde la pandemia.

Durante el confinamiento "estaba bien, pero al poder salir, no quería. Estaba recluido en su cuarto. Tenía unos niveles de ansiedad muy elevados. Al empezar el tratamiento me llegó a decir que se encontraba bien y mal. Bien, porque se relajaba. Mal, porque se agobiaba, le entraba ansiedad de relajarse. No estaba acostumbrado a estar sin ella".

Gradualmente y en varias sesiones fue reduciéndola "y empezó a ir al gimnasio, uno muy cerca de su casa. Está venciendo la agorafobia. Ahora sale y va hasta la playa, el sitio más abierto. La verdad es que fue un caso emocionante".